En reiteradas ocasiones de nuestra vida, hemos experimentado dos tipos de situaciones que nos hacen llevar de un extremo a otro nuestros sentimientos. Uno de ellos es el anhelado éxito, que es el que más deseamos tener, hasta lo queremos convertir en parte central de nosotros; sin embargo, su opuesto, el fracaso, el fracaso, es una situación que realmente nos cuesta asimilar y hasta nos saca de nuestro confort, simplemente porque nos hace ver decepcionados e incompetentes.
El miedo al fracaso es una situación que experimentamos según el enfoque que nosotros mismos le demos; es decir, el fracaso no es malo, pero todo dependerá de la óptica con la cual nosotros veamos la situación.
En respuesta al titular, podemos decir entonces que el fracaso, más que un cúmulo de sentimientos encontrados, es una situación que supone el temor extremo a fracasar o a cometer algún error. En términos no tan técnicos, es ese miedo a que no nos vaya bien en lo que nos proponemos. Su relación se fundamenta en la errada percepción que tenemos de la realidad, de allí que la perspectiva toma un papel bastante fundamental.
¿Qué significa fracasar?
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la palabra fracasar significa “no producir el resultado deseado o previsto”; en efecto, esta definición engloba en todo su contexto el significado de fracasar.
Fracasar no es más que el no lograr, por cualquier razón, lo que nos hemos propuesto. Generalmente es una acción que la determina otra persona o circunstancia, por ejemplo: una entrevista de trabajo, un concurso y otras circunstancias en la que nuestro miedo al fracaso está bastante latente.
Síntomas del miedo al fracaso
Según la psicología, existen tres tipos de sintomatología en referencia al miedo al fracaso: cognitivo, físico y de comportamiento.
- En los síntomas cognitivos destacan: imagen negativa de sí mismo, crítica destructiva de sí, dificultad para aceptar retos y cumplidos, evitar momentos que generen ansiedad y la toma de control en ciertas situaciones.
- Por su parte los síntomas físicos son: tonificación rojiza en partes visibles, como la cara y orejas, palpitaciones excesivas, sudoración, palidez; dolor de estómago acompañado de náuseas y olvido temporal de las cosas.
- Entre tanto, los síntomas de comportamiento son: rechazar y sentirse rechazado, perfeccionamiento, y huir de ciertas ocasiones.
Estos tres niveles de sintomatología nos permitirán redescubrir qué tan próximos estamos de sufrir miedo al fracaso.
¿Cómo superar el miedo al fracaso?
El miedo al fracaso, es una situación en la que todo tu ser se ve completamente comprometido. Para superar este miedo, lo esencial es la anteposición al mismo; recuerda que el fracaso, más que un sentimiento, es una situación en la que tú eres el protagonista y decides qué acción hacer. A continuación, te presentamos una serie de pasos para reforzar el autocontrol en una situación de fracaso.
Paso 1: Evaluación objetiva de la situación.
Es necesario mirar con óptica realista. Si miras todo haciendo películas en tu mente, el miedo tomará más fuerza, y automáticamente tú cerebro comenzará a trabajar de forma muy negativa. Respira profundo, relájate, y evalúa las ventajas y desventajas de todo lo que estás haciendo, sobre todo si esto contribuye y te lleva a mejorar.
Paso 2: Establecer metas alcanzables.
Los seres humanos tenemos un gran defecto; siempre nos vamos a lo macro, descuidando que el camino se construye de peldaño a peldaño, de lo chico a lo grande. Automáticamente, al no cumplir esa gran meta, entramos en conflicto personal y es por ello que debemos establecer metas alcanzables, desde el autoconocimiento de tus limitantes y capacidades. Eres bueno en algo, tómalo; aunque no te arriesgues tanto, tómalo, eso te ayudará a forjar más tu voluntad.
Paso 3: Identifica el Temor.
Decir tengo miedo al fracaso es muy general; de todo el fracaso, debe haber algo que es lo que más te aterra, al identificarlo comenzará a ser más fácil el trabajar en ello porque ya has reconocido lo que te inquieta y causa terror.
Paso 4: Hazte amigo del fracaso.
Es muy paradójico ser amigo de alguien o algo que nos daña, sin embargo, como hablamos de una situación, hazte amigo de esa situación. Insistimos en que el fracaso en sí, no es malo, adopta la idea de que “si fracaso lo vuelvo a intentar”.
Paso 5: Calma los pensamientos y voces interiores.
Teresa de Jesús, religiosa carmelita, en sus escritos decía “Callar la loca de la casa”, haciendo referencia a la mente y su voz. En este paso es necesario tener pensamientos concretos y no extremos, pensamientos que vayan en pro y ayuda de lograr los objetivos trazados, evita esos pensamientos fatalistas y de negatividad.
Paso 6: Motivación.
Este punto es uno de los más importantes para todo aquel que sufre de miedo al fracaso, en el que te conviertes en tu propio motivador; es ese darse continuo aliento para seguir. Frases como: si puedo, lo lograré, ánimo; son el punto de partida en este momento; ¡ánimo! comienza a disfrutar de tus aciertos y desaciertos.
Paso 7: No te antepongas a los hechos.
Deja que todo fluya y no te predispongas nada, solo vive y actúa; es la esencia para romper prototipos.
Paso 8: Paciencia Contigo Mismo.
Es importante quitarte el látigo de la flagelación, no seas duro contigo; si no se logró, existirá otra oportunidad, no te cierres y vive en continua apertura.
Test de Atiquifobia
El miedo al fracaso, conocido clínicamente como Atiquifobia, presenta a nivel sicológico su ayuda y su propio test, el cual te permitirá descubrir qué tanto eres temeroso del fracaso o cuán optimista eres en ocasiones de fracasar.
El test de Atiquifobia es un cuestionario simple de preguntas cerradas, en la que el estudiado responderá, a la luz de la sinceridad, los planteamientos allí presentados. Los resultados son analizados y se verá cuán miedoso eres del fracaso; las preguntas van en torno a temas como: “te da miedo perder el éxito en tu trabajo” y cosas referentes a esta.
Manifestación y prevalencia del miedo al fracaso
La manifestación del miedo al fracaso ocurre con mucha frecuencia en la edad escolar, entre los 8 y 15 años, cuando ya el niño comienza a tener noción propia; es allí donde automáticamente se debería prestar la ayuda necesaria para no arrastrar este cuadro de temor a edades de la adultez.
Esta manifestación va acompañada de ciertos factores externos que pueden contribuir al temor de fracasar, debido a ello es que se dice que, el temor al fracaso, no es solo un agente personal, sino que un tercero también lo contribuye.
En edades adultas, de 17 en adelante, los casos de manifestación son bastante considerables; sin embargo, como lo dijimos anteriormente, es gracias a una mala canalización de los acontecimientos de la infancia.
Su prevalencia puede durar tanto tiempo como la persona lo permita. Recuerda que esta es una barca, eres tú quien la manejas y lo recomendable es hacer los ejercicios que te indicamos en esta redacción o buscar ayuda profesional.
Fracaso, frustración y error
En reiteradas ocasiones, nos encontramos con este tipo de confusiones y creemos que fracasar es errar o frustrar, y son términos completamente distintos.
Fracasar, cómo lo hemos dicho, es una situación a la que todos, en todo momento de nuestra vida, estamos expuestos; sin embargo, la frustración es el cúmulo de sentimientos que nos lleva a sentirnos estancados. Podríamos decir, es una consecuencia del fracaso.
Por su parte, el error es algo ya más personal, es una acción propia del ser humano. Los tres suelen trabajar en conjunto y los tres, si no son bien canalizados, pueden llevar a una patología mucho mayor, como la ansiedad y la desesperación.
Los fracasos se previenen poniendo de nuestra parte, aceptándolos y tolerándolos como parte de nuestra vida. Así como existe el éxito, también se puede experimentar el fracaso; este último, invitándote a mejorar y estudiar mejor las proyecciones propias de tu vida.